Tu sonrisa y los domingos

Las veces que escuchaba tu risa un domingo a la siesta, las veces que te miraba frente al espejo arreglándote el cabello, las veces que tus ojos me miraban felices en nuestros atardeceres grises, las veces que nos tirábamos al piso en tu jardín por las noches mirando las estrellas y preguntándonos nuestros orígenes, las veces que tomabas varias copas y te ibas poniendo cariñosa, las veces que desayunabas en la cama y nos desayunábamos todas las mañanas, la forma que te vestías y la que desvestías, las veces que andabas sin sostén libre el resto del día, las veces que te besaba y sonreías, las veces que discutíamos y no me querías, las noches de películas en tu sofá acariciando tu cabello hasta que dormías, y aquellas que terminábamos nosotros haciendo la película. Y lo peor de todas las veces, eran aquellas donde sabía como terminaría, estabas lejos y lo sabia.
 
No me importaba si eras gorda o flaca, si eras de cintura ancha o fina, si tenías o no estrías, si eras piel naranja, manzana, pera o frutilla. Si tenías ojeras o arrugas, si tu cabello tenía puntas rotas, no me importaba nada de eso, mientras tuvieras esa alma libre siempre con alegría, si tu risa contagiara felicidad la mayor cantidad de días, si tus manos sujetaran con firmeza y tus abrazos reconfortarán, si tus besos siempre fueran mojados y apasionados, tiernos y perversos, si tu confianza fuera ciega, si tu sinceridad siempre sin barreras, si solo fueras vos, así como te conocía, por siempre, yo te amaría.



Comentarios

Entradas populares de este blog

La entrevista

Cuento para la Tierra

Pra não dizer que não falei das flores - Música